Diez años después de Trainspotting, Sick Boy está en franca decadencia. Acaba de dejar su piso en un barrio pijo de Londres y se ha mudado a un agujero miserable, y tras una noche de drogas y sexo indiscriminados, decide aceptar la oferta de su tía Paula: lo dejará a cargo de su pub en Leith y se marchará con su amante español a Alicante.
Pero en el Port Sunshine el negocio no está solamente en las bebidas: Sick Boy descubre que un grupo liderado por «Juice» Terry Lawson, su antiguo conocido, se reúne a follar y a filmar sus orgías en uno de los salones privados. Y que en Edimburgo hay un floreciente negocio de vídeos porno realizados en las trastiendas de los pubs, con los clientes como estrellas. Y Sick Boy, que siempre está maquinando negocios, se pondrá, con la ayuda de la guapa Nikki Fuller-Smith, estudiante de cine de día y trabajadora del sexo por las noches, a hacer una película porno de altura, con calidad suficiente como para ser vendida internacionalmente y circular por Internet. Y también incluirá en el equipo a su viejo amigo Renton, el que diez años antes los traicionó y huyó a Ámsterdam con el dinero del alijo de heroína. Pero cuando Sick Boy maquina algo, la cosa tiene más complicaciones y trampas que la tela de una araña, y entre los hilos también se mueven Spud, el único que había recibido a escondidas su parte del dinero de la droga, y Begbie, el psicópata del grupo, que después de pasar unos años en la cárcel volverá a la acción aún más paranoico y furioso que antes.