Tener hijos es una experiencia maravillosa. No obstante, así como en muchas ocasiones los niños se despertarán a la hora y sin rechistar, desayunarán la fruta que toca, se irán al colegio con una gran sonrisa y los deberes hechos o te permitirán darles un beso delante de sus amigos, en muchas otras las cenas se convertirán en una batalla campal entre el brócoli y el pescado y la habitación, en una yincana de ropa por recoger, y vivirás momentos «tierra trágame» en el súper o el restaurante.