El vértigo, el mismo que siente cada vez que se asoma por una ventana en altura o cuando sus pies se acercan a la orilla en el andén del metro. Piensa en Pablo y lo sorprendido, confundido que debe haberse sentido al volver con el merlot abierto y no haberla encontrado en ninguna parte. Tomar el celular y notar que no hay llamadas ni mensajes suyos. Tal vez también sintió alivio, tal vez deseaba ser abandonado.